La vida avanza por más que la queramos detener… hacerla un poco más lenta en realidad. Pero no por querer que pase más despacio, sino porque en algún punto me muero de miedo. Quiero un momento para pensarlo.
Tengo miedo del futuro, de la incertidumbre, pero supongo que es normal. Todos estos días que estudio, que salgo, que bailo y veo personas, son días en los que pienso, mucho como siempre. Miro hacia el futuro, con ganas, ansiedad, pero también miedo.
Hoy, justamente, pensaba en eso. Voy cayendo de a poco en todos los aspectos del futuro que estoy eligiendo para mi. Viajar, vivir en otro país, estar en otro lado.
Vértigo, es la palabra correcta. Siento vértigo al asomarme a la vida que quiero. Como suele pasar. Deseamos tanto algo que cuando vemos que vamos en camino de conseguirlo, aparece ese miedo… a conseguirlo. Es la graciosa ironía de la vida.
Y me acerco al borde, espío. Me asomo y contengo la respiración. Sé que voy a saltar.
