martes, 21 de agosto de 2007

Chaplin no me comprende...

Hay días que me levanto y pienso: "Que buen día, que bien que estoy, laburo de lo que me gusta, generalmente hago lo que quiero, me siento bien conmigo misma. Me veo bien." No son muchos esos días, pero algunos hay. La cosa es que ese día, solo los días en los que pienso eso, el mundo parece estar empeñado en demostrarme lo contrario.

Entonces me pasan cosas que me superan. como que mi celular ya no este conmigo... y que después tenga que escuchar tooodooo un largo sermón sobre la responsabilidad de personas no tan responsables. Y me ponen mal, no se para que, pero me ponen mal. Me deprimen, me ponen de mal humor. Entonces de la bronca me brotan las lágrimas, y mas bronca me da reaccionar así... Ser así de sensible.

Cuando era chica no me pasaba. No lloraba por nada. Tal vez, porque no me dolía, o quizá porque no podía. Por un lado me quejo, pero por el otro me alegra, después de tantos años sin derramar una sola lágrima... ponerme al tanto con mis penas.

Entonces hoy es uno de esos días. Bah, hará algunos días que es "uno de esos días". En los que no entiendo nada. En los que el mundo es una película muda y veo a todos moviendo sus bocas y haciendo señas, pero no logro entender. No entiendo. Nada.

Y no entender es una de las peores cosas que me puede pasar a mi. Lo que me conocen lo saben.

No entiendo mi casa, no entiendo la calle, no entiendo mi carrera... y si, no lo entiendo a el.

Veremos que pasa... por lo pronto, creo que lo mejor sera que apague todo y me pongo a leer nomas.

sábado, 11 de agosto de 2007

Esa delgada linea...

El mundo en el que vivimos tiene reglas y códigos ya establecidos que ordenan la forma en que nos movemos en el. Dicen qué esta bien y qué esta mal. Qué se puede y qué no se puede hacer. En fin, son limites. No es algo malo, las cosas que no tienen limites no son mensurables. Es decir, no puedo saber cuanto hay de algo que es infinito. No puede saber cuanto avancé en un camino que nunca termina y que tampoco tiene un comienzo.

La cosa es que, como suele suceder, hay personas que se rigen por esas reglas y viven en armonía con el mundo. Y hay otras que no. De estas ultimas; están las que viven temerosas de estos códigos, los siguen porque el mundo los dicta, porque sino serian "mal vistos", "malas personas" frente a los otros. Por eso viven en continuo conflicto, refrenando sus impulsos y sufriendo en cada paso. Si rompen las reglas, porque se sienten culpables. Y si las siguen, porque se traicionan a si mismos.

Pero hay otro tipo de personas, que no siguen las reglas, no siempre al menos. Y no sienten ningún tipo de culpa al respecto. Si sus acciones están por fuera de la ley, no es algo que realmente les preocupe. Solo son fieles a sus sentimientos, a lo que piensan que es correcto, a sus afectos y a una lógica muy compleja que se desarrolla en varios niveles. Son fieles a si mismos.
Por supuesto que eso les sale caro. Nada es gratis en esta vida, dice mi madre. Y cuanta razón que tiene.
Hacer lo que uno quiere cuesta, cuesta libertad, cuesta opiniones, cuesta reclamos. El mundo va a tratar de imponer sus reglas y vos trata de liberarte de ellas. Tratas de elegir. El acto mas representativo de la libertad. Elegir si las seguís o no. Y vivir con las consecuencias de esa elección, claro esta.

Yo creo que el error de muchos es pensar que estas reglas, estos limites son intraspasables. La naturaleza humana nos dice que en cuanto hay un limite, el hombre necesita cruzarlo.
Generalmente acotamos el espacio, para hacerlo habitable. Sin embargo en cuanto hacemos eso, necesitamos salir, una ventana o algo que nos muestre que podemos ir mas allá, afuera de esos muros.

Los códigos, para mi, solo marcan un punto en la inmensidad de la vida. Una marca, que ayuda a mensurar (de forma muy relativa) lo infinito de vivir.

Esta en nosotros elegir de que lado caminamos.

sábado, 4 de agosto de 2007

Viejas costumbres...

Bueno, era hora de que actualizara no?

Creo que es momento de hacerlo, porque de alguna forma actualizar este pequeño espacio de expresión es un forma de aceptar las actualizaciones que nos hace la vida sin preguntarnos nada.

Todo cambian, todo se mueve, todo nos mueve. La cosa es que a veces no queremos movernos, porque tenemos miedo, porque no sabemos para donde o simplemente te da fiaca.
Moverse es necesario y vital.
Conoces gente nueva, conoces nuevas cosas. Te descubrís sintiendo cosas que pensaste ya no volver a sentir. Esta bueno, pero también sabes que se avecina ese miedo irrevocable de perderlo.

Cada vez que tenemos algo, o mejor dicho: cada vez que queremos a ese algo... inmediatamente viene el miedo de perderlo. Y es irónicamente ese miedo, cuando se vuelve poco controlable, el que hace que efectivamente lo perdamos.

Por eso no hay que dejarse vencer. No hay que pensar siempre lo peor, porque lo malo siempre esta a la vuelta de la esquina esperando para cagarnos, es así. Esta en nosotros decidir si damos vuelta por esa esquina, o cruzamos la calle y tratamos algo nuevo. Algo como no espantarnos y dejar que las cosas sucedan. Es posible que no terminemos como queremos, pero también es posible que no.

Se que es difícil no maquinarnos, no pensar que en cualquiera, no dudar de cada palabra o falta de ellas. Pero así nos perdemos de tanto. Tantas cosas maravillosas que vivimos y que dejamos de lado por un par de momentos dudosos.

No dejemos que eso pase. Hay que aferrarse al bote hasta que este se hunda y de ahí nadar hasta la próxima parada. Pero no cometamos el error de tiraros antes de que realmente tenga un agujero.

Que la impaciencia que trae la incertidumbre, no haga que abandones algo que aun no sabes si realmente se esta hundiendo o si solo esta pasando por un poco de turbulencia.