jueves, 15 de marzo de 2012

Año nuevo... vida nueva...


Después de todo este tiempo, nuevamente empieza un año nuevo.

Después de volver a tenerlo una vez más en mi cama, el pasado Diciembre, ha empezado un proceso del cual estoy tan poco familiarizada que no sé cómo sigue ni cuándo terminará.

Es como desprenderse de una parte de mí. Una parte que durante casi 3 años preserve, con miedo de que al perderla se pierda más que lo que representó en su momento. Mi psicóloga, dice que es parte del duelo, de ese proceso que recién empezó en el momento en el que él se fue de mi casa, corriendo…. Igual que la última vez.

Pareciera que si se quedara más tiempo, fuera a arrepentirse de su decisión, o quizá es nuevamente, el producto de mi imaginación. Es tanto lo que no entiendo de todo, que siento que veo al mundo por primera vez. Como si recién abriera los ojos y todo fuera nuevo, todo genera una nueva primera impresión. Y vuelvo a mirar su imagen en mi mente, y aun no lo entiendo.

Aun me confunde todo lo que pasó, como actuó, que dijo, que no dijo. Me confunde que aun sienta cosas por él, que aún lo quiera. Aunque de algún modo todo es diferente.

Ese día de mi fiesta de egresado, en mi cama, hubo muchas cosas. Hubo pasión, lujuria, desenfreno, violencia… hubo todo, menos amor. Y fue un tanto doloroso, creo. Aunque no sabría decirlo con seguridad. Quizá fue el alcohol, veo nublados algunos recuerdos. No recuerdo su cara ese día, pero es quizá porque no la estaba mirando. No recuerdo sus besos, pero es porque él no me estaba besando. Y después de los primeros intentos, yo tampoco lo besaba y tampoco me importaba.

No fue como siempre, ni como nunca. Simplemente no fue. No éramos nosotros, como nosotros. Era el, era yo, pero no éramos nosotros. En algún momento, al final, creo que casi lo fuimos un poco, sin embargo. Creo que eso fue también lo que detono su huida veloz. Evidentemente, sólo tiene una tolerancia limitada de tiempo conmigo. Y creo que eso me duele. No el por qué se va, sino el por qué no se queda.

Es difícil desprenderse de algo que en si mismo pareciera que no quiere ser desprendido. En algún punto lo que dice suena tan bajito y lo que calla me suena a los gritos. Entonces, cuando escucho su silencio, es difícil para mí no hacerle caso.

Pero estoy en proceso. Y después de todos los acontecimientos que pasaron, que nada tienen que ver con él, tengo mucho que pensar y procesar. Y nada tiene que ver con él…. Pero sin embargo, la tarde del domingo, me encuentra pensado todo, todo, bajo la cubierta de su ausencia. Y cómo lo necesité para que me consuele.

Pero eso es pasado, y como cuando uno debe dejar el bastón que te sostuvo mientras te recuperas... da miedo, pero hay que hacerlo. No?